jueves, 11 de febrero de 2010

El sesgo machista

Me tienen podrido con la cantinela de que Cristina es el títere de Néstor. Podrido. El bombardeo es incesante, excesivo e insoportable. Pero, sobre todo, es absurdo, prejuicioso, malintencionado y estúpido. Y machista, muy machista.

En una nota de -cuándo no- Mariano Grondona, titulada "Cristina, locuaz", el arcaico periodista insiste conque "...en defensa de ella podría decirse que habla mucho porque éste es el rol que se le ha asignado en la distribución de tareas del matrimonio presidencial. ¿Sería incorrecto sostener, en este sentido, que en tanto Néstor 'decide', Cristina 'explica'?", sin basarse en otro dato que en el hecho de que la presidenta habló en público 58 veces en 47 días hábiles. Es como cuando se dice de alguien que no puede "caminar y comer chicle al mismo tiempo". Intentan presentar a Cristina como una inútil, como alguien que no puede hablar y pensar a la vez. Si ella es la que habla, alguien tiene que hacer el trabajo de pensar por ella, Néstor en este caso. Si nos basamos en esta absurda premisa, no podemos menos que preguntarnos quién será que decide por Hugo Chávez, el cual habla en público todos los días, y no poco.

El impresentable de Marcos Aguinis, en una nota titulada "Con Kirchner, me equivoqué" dispara: "Cristina pudo imponerse en las elecciones presidenciales, pero no consigue imponerse ante su marido. En la Argentina se ha tornado demasiado fuerte la impresión lamentable de que el 'verdadero' presidente es él y no la mujer electa. Esta mujer se ha reducido a funcionar como un simple vocero atrapada en las redes de la frivolidad y el narcisismo". Me pregunto cómo alguien que se pretende un intelectual sea capaz de razonamientos de tan bajo vuelo.

Fernando Iglesias y Oscar Aguad (vaya dúo) hicieron lo propio en el último programa de Morales Solá. Aguad, refiriéndose al problema de salud que padeció Néstor Kirchner, mandó que "Kirchner es el que comanda el gobierno, y no sé si la presidenta sin Kirchner activo podrá llevar adelante las acciones que le hacen falta al país en un momento muy complicado", y el diputado por la Coalición Cívica agregó que "es una excelente oportunidad (...) para que la presidenta tome las riendas de su gobierno. En la oposición no sólo estamos a favor de que Cristina Kirchner termine su mandato, estamos también a favor de que lo empiece". Trogloditismo puro.

Creo que a esta altura ya cansa repetir una y otra vez que es más que evidente que a Cristina Fernández no le hace falta que nadie le sople ningún libreto. Y no lo digo sólo por el comentadísimo hecho (todo un hecho en sí, desde ya) de que jamás lee un discurso. Es un cuadro político como pocos se ha visto.

Volviendo a los personajes arriba mencionados, es notoria su postura de macho conservador, bien al estilo Macri (recordemos cuando éste dijo "vengo de una familia machista... En una familia machista, una mujer no tiene otro destino que el de estar educando a sus hijos. No la veo en ningún gabinete"). El macho conservador es propenso a pensar que una mujer, por ser tal, es incapaz de llevar a cabo una actividad que involucre el uso del intelecto. Los que deciden son los hombres, y punto. Las mujeres cocinan, educan a los chicos, lavan, planchan, barren, lustran, cogen y no piensan. Van como en piloto automático.

Me pregunto qué será de sus mujeres. Me pregunto si aceptarán, agachando la cabeza, las opiniones de sus prejuiciosos compañeros. Me pregunto si no se sentirán agraviadas, si no se sentirán insultadas en sus fueros más íntimos. O si, por el contrario, coincidirán. Porque, lamentablemente, también hay muchas mujeres que son cómplices de este tipo de pensamiento. Me viene a la memoria una anécdota de peluquería que me contó una mujer, hace casi dos años, en pleno conflicto agrario: estaban charlando dos mujeres a la espera de que el peluquero las atienda, y ambas despotricaban contra la presidenta. Una decía "qué se cree esta", la otra respondía "es una soberbia", y cosas por el estilo. Hasta que a una de ellas se le ocurrió tirar lo siguiente: "aparte, ¿dónde se ha visto a una mujer presidente?".

Mujeres, les pido que me hagan (y se hagan) un favor: cada vez que escuchen a alguno de estos abanderados de la misoginia decir una barrabasada por el estilo, péguen
les una buena patada en el centro de sus reaccionarias pelotas. Por el contrario, si es una mujer la que la dice, traten de explicarle con cariño y respeto. Ya demasiado daño físico y moral se le ha hecho al género femenino a lo largo de la historia.

jueves, 4 de febrero de 2010

Haití y el H.A.A.R.P.

El tema de las "teorías conspirativas" es es un terreno demasiado pantanoso. Suelen mezclarse las denuncias fundadas en datos certeros y en presunciones realmente lógicas y atendibles, con cuasi teorías más cercanas a la superstición, al chusmerío pseudo-científico y a la metafísica más berreta.

De un lado, por ejemplo, tenemos la teoría del auto-atentado (o "inside job" como lo llaman los norteamericanos) a las Torres Gemelas en Nueva York, EEUU, del 9 de septiembre 2001, perpetrado por la administración Bush. Teoría que cuenta, a mi juicio, con demasiados elementos que prueban la fraudulencia de la historia oficial acerca de este atentado. La imposibilidad de que dos aviones puedan haber causado el derrumbe de ambos edificios, el colapso de la torre 7, que no fue impactada por ningún avión, las detonaciones escuchadas previamente al impacto de los aviones contra las torres, los intereses en juego, el uso de este episodio para fundamentar la invasión a Irak y Afganistán, etc. Creo que seguir creyendo, a esta altura, que esto fue un ataque externo y no algo planeado "desde adentro" es de una ingenuidad rayana en la idiotez.

Por el otro, tenemos a impresentables como David Icke, que mezclan masonería, extraterrestres, hombres-lagarto, satanismo y antiimperialismo en una ensalada intragable que termina volviendo fútil información valiosa (tampoco podemos caer en el error de condenar absolutamente todo lo que diga Icke) que queda enmarañada entre los planteos estúpidos que este tipo suele hacer. El señor Icke es, a mi juicio, un "embarrador de canchas" profesional, pagado vaya uno a saber por quién.

Hago mención al tema de las teorías conspirativas ya que ha vuelto a circular, a partir del terremoto en Haití, una vieja teoría conspirativa: el uso del proyecto H.A.A.R.P. ("High Frequency Active Auroral Research Program", o "Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia" en castizo) por parte de las fuerzas armadas estadounidenses con fines bélicos.

Ahora, ¿Qué es el H.A.A.R.P.? Se trata de una instalación hecha por la Fuerza Aérea, la Marina de los EEUU y la Oficina de investigación de proyectos avanzados de defensa del Pentágono situada en Gakona, Alaska, y que consta de 180 antenas que funcionan como una sola, y que, según se dijo en múltiples medios, son capaces de emitir hasta un billón de ondas de radio de alta frecuencia, y cuyo fin es el de estudiar las propiedades de la ionosfera, tanto para favorecer las comunicaciones y los sistemas de vigilancia, como para alterar el clima, provocando desde simples tormentas hasta terremotos.

No debemos olvidar de mencionar que tanto los EEUU como Rusia vienen trabajando desde hace décadas en proyectos como éste, orientados a la utilización del clima como arma de destrucción masiva, sobre todo desde los años más difíciles de la Guerra Fría.

Hace unos días trascendió una noticia que habla de una supuesta denuncia de la Flota Norte rusa, alertando sobre la utilización de este proyecto por parte de los EEUU para producir el terremoto del pasado 12 de enero en Puerto Príncipe, Haití.

Si bien hay sobradas razones para creer que EEUU es capaz pergeñar los planes más siniestros con tal de llevar a cabo sus fines (basta recordar el tema de las "armas de destrucción masiva" que supuestamente poseía Irak y que nunca existieron, y que sirvieron de excusa a Washington para invadir ese país y quedarse con su petróleo y con las concesiones para reconstruir sus arrasadas ciudades), en este caso la teoría parece haber ido un poco lejos.

Es así que decidí ponerme en contacto con Manuel Platino, doctor en ingeniería electrónica egresado de la universidad de Stanford, California, y que actualmente se desempeña como investigador del CONICET y la CNEA para el Observatorio Pierre Auger de Rayos Cósmicos, y como jefe de laboratorio de electrónica y diseño de hardware para los contadores de muones AMIGA de dicho observatorio. Manuel Platino también tuvo la oportunidad de realizar experimentos relacionados con el proyecto H.A.A.R.P..

Al ser consultado sobre si es posible que haya sido EEUU quien provocó el terremoto de Haití, o el de Sichuan, en China, del año 2008 (otro de los desastres naturales de los que se dice que el proyecto H.A.A.R.P. fue el causante), Platino dice que "desde el punto de vista tecnológico científico, me parece que el ser humano todavía no está en condiciones de provocar terremotos, más que nada por las cantidades enormes de energía que se necesitan", ya que "un simple balance energético daría como resultado que la energía necesaria para generarlo (si es que existiera una forma de hacerlo), no se encuentra disponible entre los recursos de los que dispone Estados Unidos". Como dato revelador, Platino nos cuenta que "la instalación de HAARP está alimentada con un motor diesel de locomotora que hace de generador eléctrico", por lo cual "no tiene la potencia necesaria para generar tanta energía en tan poco tiempo como para causar la acumulación de tensiones necesarias para desatar un terremoto", dando por tierra con la idea de que el H.A.A.R.P. pueda generar ondas de alta frecuencia con la potencia de 1GW (mil millones de watts), como se dijo por ahí. "La mayor parte de la energía de un terremoto se disipa en las profundidades, donde se acumulan las presiones por movimientos tectónicos que eventualmente desatan las vibraciones mecánicas que dan origen a los terremotos", agrega.

El ingeniero también descarta que este proyecto sea capaz de provocar huracanes, tsunamis, sequías o tormentas: "Los cambios climáticos se generan por procesos inherentes al planeta tierra, que resultan de varios factores combinados entre los cuales se encuentran la influencia del hombre: Mucho tiene que ver la dinámica de la atmósfera y su relación con las corrientes marinas, las edades glaciares determinadas por la actividad interna de la tierra y los ciclos de actividad solar, la acumulación de exceso de dióxido de carbono y gases de desperdicio generados por el hombre, entre muchos otros". Platino no cree que alguien pueda crear un tsunami voluntariamente, ya que "debería planearlo con años de antelación", y agrega que "el proceso es tan difícil de controlar y requiere tanta inversión de energía que me parece muy tirado de los pelos".

Platino no descarta, al hablar sobre el origen de H.A.A.R.P., que "en su momento se haya pensado que se podía usar como un arma climática" al proyecto, pero que "su propósito concreto era el de estudiar la ionósfera", ya que ésta puede ser usada para comunicaciones por radio de muy larga distancia.

Otro de los argumentos usados por quienes sospechan del proyecto H.A.A.R.P. es que la profundidad de éste y de otros terremotos fue coincidentemente de 10 kilómetros en todos los casos, hecho que supuestamente probaría que esos terremotos fueron producidos por el hombre. En la página de la USGS ("United States Geological Survey", Servicio Geológico de Estados Unidos) explican que ésta se trata de una profundidad standard, la cual se utiliza cuando no se tienen datos certeros sobre la profundidad del terremoto en cuestión. También se dice que los rayos emitidos por el H.A.A.R.P. pueden calentar las napas de agua subterráneas, provocando así el terremoto. Al respecto, Manuel Platino dice lo siguiente: "en teoría eso (refiriéndose al tema de la profundidad) es cierto: H.A.A.R.P. genera ondas de radio que penetran la tierra hasta cierta profundidad. Ahora, cómo eso se traduce a terremotos mediante el calentamiento del agua subterránea, es un disparate: la energía requerida es demasiado grande y aún así hay una falacia en el argumento, ya que un terremoto no se puede causar calentado el agua subterránea, el resultado de un fenómeno así es la explosión de un volcán". Luego detalla que "Una onda electromagnética puede atravesar la materia dependiendo de las características de ésta. Si la materia está compuesta por materiales principalmente dieléctricos (o sea cuya conductividad es muy baja o inexistente), la onda electromagnética la atraviesa, solo cambia su velocidad de propagación. Cuando el material es conductor (su conductividad eléctrica es grande) la onda se disipa en calor, ya que induce corrientes eléctricas y su energía se transfiere al material. La profundidad que penetra la onda electromagnética en el material conductor es inversamente proporcional a la raíz cuadrada de la frecuencia de dicha onda por la conductividad del material. O sea que mas baja la frecuencia (H.A.A.R.P. genera ondas de radio en la ionósfera de unos pocos Hz) y menor la conductividad, la onda generada en la ionósfera puede penetrar la tierra mas profundamente".

Por último, Platino reconoce que "quién sabe igual, yo soy un extranjero y vi solo la parte que ellos querían que viera, así que la teoría conspirativa siempre puede apoyarse en eso".

En conclusión podemos decir que esta teoría, que suena a guión de ciencia ficción, tiene más de ficción que de ciencia. Al menos, por el momento, y guiándonos por lo que Manuel Platino nos cuenta, no hay datos significativos que permitan inferir que el terremoto haya sido provocado adrede por el ejército norteamericano.

Cierto es que debemos tener en cuenta que el parlamento de la Unión Europea expresó el 28 de enero de 1999 su preocupación por la existencia del proyecto H.A.A.R.P. y el uso que los EEUU puedan darle. Y está claro que no podemos acusar a los miembros del parlamento de la UE, precisamente, de antiimperialistas ni de "conspiranoicos".

Pero, sobre todo, tampoco podemos dejar de notar que, si bien todo indica que este terremoto no fue provocado por los norteamericanos, éste les vino de perillas. A las pocas horas de producida la catástrofe, los EEUU estaban enviando miles de efectivos y de contratistas (estos últimos enviados para asegurarse el fastuoso negocio de reconstruir Puerto Príncipe, tal como hicieron en Bagdad) para iniciar, sin ningún tipo de pudor, una ocupación disfrazada de ayuda humanitaria, desalojando a los medios de comunicación, tomando el control del aeropuerto, entorpeciendo la labor humanitaria de las delegaciones de países como Cuba y Venezuela, traficando con los niños que quedaron huérfanos en el desastre y atacando a los sobrevivientes que luchan por un plato de comida.

También es sabido el interés estratégico y económico que históricamente tuvo Estados Unidos en la nación centroamericana: desde la invasión que duró 19 años a principios del siglo pasado, pasando por el apoyo que recibieron todos los gobiernos dictatoriales que tuvo Haití (el caso más emblemático fue el de la dinastía Duvalier), hasta el protagonismo que tuvo Washington en los dos golpes de estado que sufrió el depuesto y actualmente exiliado ex presidente Jean-Bertrand Aristide.

Por último, recomiendo la lectura de una nota que el periodista Juan Gelman publicó en Página 12 el 20 de diciembre de 2007, hablando del proyecto H.A.A.R.P. y aportando datos más que interesantes.

sábado, 16 de enero de 2010

Cómo duele Haití

Historia difícil y paradójica, la de Haití. Este país cuenta, en su magro haber, con el hecho de haber sido el segundo país de toda América en independizarse, después de Estados Unidos. Hasta antes del primer día de enero del año 1804 fueron una colonia francesa, de quienes conservan su actual idioma.

La independencia, por cierto, no fue comandada por un blanco descendiente de europeos como en la mayoría de los países americanos, sino por un tal Toussaint Loverture, un negro esclavo descendiente de esclavos devenido en líder revolucionario. Batalló contra franceses, ingleses y españoles durante 11 años para llevar a cabo su sueño libertario. Pero, por supuesto, no se la llevó de arriba: Toussaint nunca pudo ver libre a Saint Domingue (tal el nombre que tenía Haití por aquél entonces), ya que fue engañado por los franceses, tomado prisionero y llevado a Francia, donde lo abandonaron en una prisión para que finalmente muera de frío, hacia mediados de 1802. La tarea revolucionaria fue culminada por Jean Jacques Dessalines, quien declaró la independencia el 1 de enero de 1804 y dio nombre a la flamante república.

Otro de sus méritos es ser el primer país en el cual se abolió la esclavitud, a pesar de que, según lo que dicen las enciclopedias y los libros de historia, los primeros en abolirla hayan sido otros: algunos dicen que fue el Reino Unido, otros que Dinamarca y otros que Portugal. Este último, si bien fue el primero en proclamar formalmente el fin de la esclavitud en 1761, siguió permitiendo que existan esclavos en sus colonias americanas por varias décadas más. Pero lo cierto es que Haití fue el primero en eliminarla realmente, en 1794. En concreto, los haitianos fueron los primeros en llevar a la práctica, a fuerza de sangre y dignidad, el abolicionismo que otros países predicaban.

En el debe de su historia está todo el resto de los acontecimientos.

De las etnias originarias de la isla (arawak, taínos y caribes) no queda nada: el 95% de la población es descendiente de africanos, y el restante 5% de europeos.

Luego de declarada la independencia, Francia convenció al resto de Europa de que ningún país debía comerciar con Haití, haciéndoles pagar así por su osadía. Si no se pudo con ellos con el yugo militar, entonces debía caerles encima el yugo económico para condenarlos a la miseria de una vez y para siempre. Para colmo de males, Francia le impuso a Haití el pago de una multimillonaria indemnización, la cual les llevó prácticamente un siglo y medio pagar.

A esto le siguió la ocupación estadounidense por casi 20 años, desde 1915 hasta 1934. La excusa era que la raza negra era incapaz de gobernar, debido a "su tendencia inherente a la vida salvaje y su incapacidad física de civilización", según Robert Lansing, secretario de estado norteamericano en aquél entonces. Luego, a lo largo del resto del siglo XX, se fueron sucediendo varios dictadores, títeres de los intereses norteamericanos, que gobernaron la isla con mano de hierro.

Cuando finalmente, en 1991, le es concedido por primera vez en su historia al pueblo haitiano el derecho de elegir a su presidente por medio del voto popular, éste elige a Jean-Bertrand Aristide, un ex sacerdote afín a la Teología de la liberación. Éste había dicho en 1988 que "el imperialismo americano ha sustentado al gobierno de Haití. Las elecciones no son la salida, las elecciones son un modo de aquellos en el poder para controlar al pueblo. La solución es la revolución, primero en el espíritu del Evangelio; Jesús no podía aceptar que el pueblo pase hambre. Es un conflicto entre clases, entre ricos y pobres. Mi trabajo es de predicar y organizar...". Alguien con un pensamiento tan peligroso no podía durar mucho: ese mismo año fue derrocado por un nuevo golpe de estado. Nada había cambiado demasiado, de todas formas; los haitianos no conocían otra cosa que golpes de estado y dictadores.

Aristide volvería a gobernar Haití en dos ocasiones más: para terminar su mandato, desde 1994 hasta 1996, y al ser nuevamente elegido en el 2001, para ser nuevamente depuesto en el 2004. Hoy está exiliado en Sudáfrica. Actualmente, un tal René Préval ocupa el cargo de presidente.

La actualidad de Haití no es menos trágica que su historia. Este país es el más pobre de toda América y uno de los más pobres del mundo (está en el puesto 146 de 177 países en el Índice de Desarrollo Humano), el 80% de su gente vive en la pobreza (el promedio anual de ingresos es de 560 dólares por persona), casi el 50% de la población es analfabeta, la esperanza de vida es de 51 años promedio, la mortalidad infantil tiene la escalofriante cifra de 76 fallecidos por cada 1000 nacimientos, y el 2,2% de quienes tienen entre 15 y 49 años de edad están infectados de HIV (unos 300000 hasta el año 2001).

El terremoto del 12 de enero pareciera ser la última calamidad que les quedaba por padecer. Es como si a la indiferencia de las grandes potencias y del mundo, al saqueo capitalista, al racismo, al Sida, a la miseria, al hambre y a la violencia cotidiana se le hubiese sumado la última victimaria que le faltaba tener a este pueblo de sufrimiento sin fin: la Madre Naturaleza.

Los últimos números hablan de 140000 muertos. Ahora ¿Qué idea podemos llegar a tener sobre cuántos son 140000 muertos? Me remito a Albert Camus, en La Peste:

"Pero ¿qué son cien millones de muertos? Cuando se ha hecho la guerra apenas sabe ya nadie lo que es un muerto. Y además un hombre muerto solamente tiene peso cuando le ha visto uno muerto; cien millones de cadáveres, sembrados a través de la historia, no son más que humo en la imaginación. El doctor recordaba la peste de Constantinopla, que según Procopio había hecho diez mil víctimas en un día. Diez mil muertos hacen cinco veces el público de un gran cine. Esto es lo que hay que hacer. Reunir a las gentes a la salida de cinco cines, conducirlas a una playa de la ciudad y hacerlas morir en montón para ver las cosas claras."

A las atroces escenas que nos llegan día a día debemos multiplicarlas mentalmente por 140000. Y en cada una de esas víctimas, imaginar una historia, un camino, una tragedia; un dolor infinito, punzante, desgarrador. Pero ni aún así tendremos nosotros, que estamos tan lejos y tan a salvo en nuestros hogares, una remotísima semblanza de lo que significa caminar hoy día por las calles ruinosas de Puerto Príncipe.

Ironía del destino, en "La Dessalinienne", el himno nacional haitiano compuesto en honor a quien declaró la independencia, se repite varias veces la línea "Mourir est beau, mourir est beau" (morir es bello, morir es bello). Pero para los haitianos la muerte no es algo bello, ni heroico, ni épico ni nada que pueda inspirar semejante frase en un himno. La muerte, ese fenómeno que desde siempre les fue cotidiano, ahora ha trocado en algo bestial, cruento, exagerado, casi diabólico.

Francia propuso, en el día de ayer, que se le condone la deuda externa a Haití, que asciende actualmente a 1.885 millones de dólares. Una cifra que para países como el nuestro, Brasil o Venezuela significaría poco, pero que resulta impagable para esta empobrecida nación caribeña. De concretarse, sería sólamente el primer paso de una larga serie de reivindicaciones que el mundo le debe a esta pequeña isla. Es al menos una señal alentadora que sea Francia, justamente, quien lo proponga.

miércoles, 13 de enero de 2010

El conflicto con Redrado en el contexto latinoamericano

No tenemos que perder de vista, a la hora de evaluar el entuerto entre el gobierno nacional y Martín Redrado, Clarín y la oposición, el contexto latinoamericano. Es sabido que el conflicto en Honduras inauguró lo que luego dio en llamarse "hondurazos", es decir, los "golpes democráticos" o "institucionales", en los cuales el imperio, al no poder echar mano a los golpes de estado convencionales como lo hizo durante los '60 y '70, pergeñó esta nueva modalidad, en la cual se utiliza a la siempre dispuesta oligarquía local (eterna aliada de los intereses imperialistas, sea del país que sea) y a sus vasallos (mediáticos, políticos y del ámbito judicial) para provocar "crisis institucionales" en base a medidas tomadas por el gobierno que no ameritan tal grado de conflictividad, como fue el caso de Mel Zelaya y la "cuarta urna" y como lo es la creación del Fondo Bicentenario actualmente.
Digo que no tenemos que perder de vista el contexto latinoamericano, ya que la actual coyuntura da sobradas señales de que el año en el que acabamos de entrar va a ser pródigo en conflictos similares en varios de los países del resto del continente (con la excepción, por supuesto, de EEUU, Canadá y los países cuyos gobiernos son serviles a la Casa Blanca, como por ejemplo Perú, Colombia, México, Panamá, Costa Rica y muy posiblemente Chile, ya que todo indica que Piñera, el "Macri chileno" como se dijo por ahí, ganará el ballotage que se celebrará este próximo domingo en el hermano país).
No hay que olvidar que tenemos, como antecedentes, los repetidos intentos golpistas en Venezuela y Bolivia en lo que va desde el inicio de este siglo a esta parte, ambos probadamente apoyados y financiados por Washington.
Pero en lo que a "golpes institucionales" respecta, y luego del caso de Honduras, tenemos actualmente el conflicto en Paraguay, donde el Partido Colorado, hoy oposición al gobierno, intenta impulsar un juicio político para destituir al presidente Fernando Lugo, contando con la inestimable ayuda del diario derechista ABC. Los congresistas que promueven el juicio político, casualmente, avalan el golpe de estado en Honduras.
Rafael Correa, presidente de Ecuador, denunció el sábado 2 de enero a través de su programa de radio y televisión que hay en marcha una conspiración "al estilo Honduras" para desestabilizar su gestión, por parte de ciertos grupos dentro del ejército, apoyados por grupos financieros de la derecha norteamericana y ecuatoriana.
Se puede también, si se quiere, incluír en esta lista la bizarra situación que ocurrió en Guatemala en mayo del año pasado, en la cual el presidente progresista Álvaro Colom fue implicado como potencial responsable de la muerte del abogado Rodrigo Rosenberg en un video que éste grabó, y quien fue efectivamente asesinado poco después. Las investigaciones revelaron que fue todo preparado por el mismo Rosenberg para desestabilizar al gobierno, por muy retorcido que ésto parezca.
Volviendo al caso de nuestro país, podemos notar que hay varios elementos que indican que estamos ante una situación similar a la que están sufriendo los gobiernos de los países arriba mencionados.
En primer lugar, la forma persistente en que Clarín y La Nación caratulan el conflicto del gobierno con Redrado como una "crisis institucional", insistiendo incluso con la idea de que éste sería similar en gravedad a la crisis con los ruralistas del 2008. El claro objetivo de ésto es sobredimensionar el conflicto y dar la sensación de que el gobierno habría entrado en una especie crisis terminal que podría poner en peligro su continuidad.
Segundo, el rol que tomó la jueza Sarmiento en este conflicto, poniendo todos los palos en la rueda que están a su disposición poner con respecto a los dos DNUs (el de la creación del Fondo Bicentenario y el de la expulsión de Redrado) relacionados a este caso.
Tercero, la acusación que hace Aníbal Fernández a Redrado de haber mantenido reuniones con cuatro periodistas que trabajan para el diario Clarín, previas al conflicto, hecho que no fue desmentido por el presidente del BCRA.
Y por último, y quizá como dato más significativo, varios dirigentes de la oposición (Cobos a la cabeza) junto con el estudio de abogados que "defiende a la Argentina en todas las causas contra el default", como reza una nota de Clarín del jueves 7 de enero, se encargaron de advertir durante estos últimos días sobre el riesgo de que el dinero destinado al Fondo bicentenario sea embargado por los denominados "fondos buitre". Oh casualidad, el juez norteamericano Thomas Griesa embargó ayer u$s 1700000 que el BCRA tenía en una cuenta en Nueva York.
Esto último no es para nada menor. Deja en claro que esta movida político-jurídico-mediático-económica está fogoneada por actores locales claramente articulados con grupos norteamericanos de poder, tal como ha sucedido con los otros conflictos mencionados más arriba. Y, por supuesto, como ha sucedido siempre.
El imperialismo podrá perder el pelo, pero no las mañas.

viernes, 8 de enero de 2010

Las "crisis institucionales" según Clarín

Cuando el diario de Ernestina hace mucho ruido sobre alguna medida que haya tomado el gobierno, es un sano (y necesario) ejercicio buscar en las ediciones anteriores del diario para ver qué es lo que éste publicó ante un suceso similar. Veamos.

El 26 de abril del 2001, De La Rúa echó mediante un DNU (decreto de necesidad de urgencia) a Pedro Pou, presidente del BCRA en aquél entonces, para poner a Roque Maccarone en su lugar. Clarín tituló la noticia de la siguiente manera:

"De la Rúa echó a Pou y asumió Roque Maccarone"

Si uno se deja guiar por el texto de la noticia, entenderá que este suceso fue un hecho político común y corriente, sin signos de "crispación" (palabra muy de moda en estos días) ni de "crisis institucional", amén de que Pou, días después, anunció que "resistiría judicialmente su desplazamiento del Central". Más allá de que a Pou se lo acusaba de lavado de dinero, el diario aclaraba amablemente que "en verdad, Economía quisiera tener en el Banco Central a una persona que escuche más las sugerencias de política monetaria que Cavallo cree más conveniente aplicar en medio de una prolongada recesión económica". La impresión es de un hecho tan simple como remover a un funcionario y poner a otro en su lugar.

Nada de esto ocurre con la noticia que este diario publica sobre el actual entuerto entre Redrado y el gobierno nacional. Desde el vamos, Clarín titula la noticia catastróficamente:



O ahora están exagerando, o lo del 26 de abril del 2001 también fue una "crisis institucional", nada más que se olvidaron de mencionarlo en aquél entonces. Luego, está el uso de la aclaración "por decreto" en el título. Sabido es el hecho de que este tipo de aclaraciones en un título no son inocentes: en este caso, el objetivo es dar la idea de que el gobierno es autoritario, tal como Kirschbaum desliza en su artículo de opinión titulado "El verticalismo acrítico", en el cual encima el autor comete la canallada de decir algo como "el riesgo es un hecho. Pero Kirchner está dispuesto a correrlo" (las negritas las puse yo), insistiendo una vez más con la estúpida cantinela de que es Néstor Kirchner, y no Cristina, quien mueve los hilos del gobierno. Lo mismo hicieron cuando se aprobó en el senado la Ley de Servicios de Comunicación audiovisual:



Ya en el cuerpo de la noticia sobre el despido de Redrado, se leen varias mamarrachadas similares. Al poner "El decreto fue la forma que encontró el Gobierno para ponerle fin a la crisis..." (las negritas las puso Clarín), se refuerza lo que Kirschbaum da a entender en su artículo: el gobierno, en su afán de concretar sus malignas intenciones, hecha mano a cualquier método, con tal de salirse con la suya. Como muestra de esto, nos aclaran que "como ya había ocurrido con la creación del Fondo del Bicentenario, Redrado se enteró por los medios de comunicación del DNU que lo echa del Central" (negritas de Clarín), para demostrar que además, los K son tan siniestros e insensibles que ni siquiera se lo dijeron en la cara.

Luego se habla de la "más que forzada salida de Redrado". ¿Las causas por las que se echó a Pedro Pou y los métodos que se utilizaron no fueron, acaso, bastante similares? Por lo visto, no. Según otro artículo de aquél entonces, titulado "Una decisión en tiempo récord", el despido de Pou fue "una jugada discreta y sorpresiva", "preparada con prolijidad", y se destaca que "no se esperaba un desenlace tan veloz". Más adelante, se detalla que los financistas únicamente exigieron "que se resolviera rápido la destitución para evitar que la demora contribuyera a poner nerviosos a los mercados". Increíble.

Clarín, en otra noticia relacionada, titula:

"El Ciudad aclaró que no adhirió al apoyo al pedido de renuncia que hicieron los bancos públicos"

Y lo hace para no referirse a que ADEBA (Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino), "se manifiesta en defensa de la institucionalidad", como se declara en un comunicado que este organismo emitió al respecto de este conflicto, apoyando la decisión de remover a Redrado de su cargo.

Por último (nuevamente, las negritas las puso Clarín): "Por eso la Presidenta convocó de urgencia a todos sus ministros y algunos incluso debieron interrumpir sorpresivamente sus vacaciones". ¡Si será déspota!

Los ataques de Clarín están llegando a cotas demasiado bajas.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Ser o no ser K

¿Qué significa hoy "ser kirchnerista"? Debo reconocer que esta cuestión me significó, durante algún tiempo, adoptar una postura bastante tibia al respecto. Me refiero a que cada vez que alguien me pedía que me defina políticamente, yo entraba en tren de inútiles justificaciones, tratando de explicar lo que en realidad no precisaba tanta explicación. En esos casos, mis respuestas eran algo así como:

"No soy oficialista, osea... de alguna manera sí, pero tengo mis críticas a este gobierno, eh".

"No, kirchnerista no, en realidad yo apoyo a este gobierno en lo que yo creo que merece ser apoyado y critico lo que creo que merece ser criticado, no soy un fanático".

"En líneas generales, sí, creo que este gobierno hace las cosas bien, y que tiene un proyecto de gobierno que merece ser apoyado... pero ojo que tampoco me como ninguna, eh, guarda".

Efecto residual, estimo, de toda una historia ligada a aquello que mi generación (los "treintaypico") viene arrastrando desde la década neoliberal: esa cosa culposa/sospechosa sobre todo lo que tiene que ver con la política, la cual se había convertido en una mala palabra. Era sinónimo de corrupción, de negociado, de mentira, de cosa turbia y sucia. De algo propio de rufianes. La década menemista hizo que mi generación crezca desencantada y desentendida de la política, de la militancia y del compromiso. Luego, la caída de De La Rúa y el "que se vayan todos", si bien representó el sentimiento totalmente válido y justificado de una época (diciembre del 2001 y después), profundizó aún más esta tendencia. El pueblo se despertó y ganó las calles en el 2001, pero no reclamó una renovación de la clase política. Directamente pedía que ésta desaparezca por completo.

Nuestra generación de militantes políticos carga con esa idea que quedó tan instalada en el imaginario popular: involucrarse en política es ensuciarse. E involucrarse a favor del gobierno de turno significa, en adición, ser prácticamente un criminal. O un idiota. O un cómplice de algo presuntamente ilícito. O todo junto y al mismo tiempo.

Y, para colmo de males, hoy día defender al kirchnerismo significa enfrentarse con un aparato propagandístico demasiado grosero, que instala una serie de consignas y conceptos contra los que se torna difícil combatir. No porque éstos sean en general coherentes o razonables (algunos efectivamente sí lo son, desde ya), sino porque el bombardeo es demasiado intenso. Los medios masivos de comunicación ocupan horas y horas en radio y televisión, y páginas y páginas en publicaciones gráficas e internet, en demonizar al "matrimonio presidencial".

Entonces, ser kirchnerista hoy es una tarea harto complicada. Pero que, justamente, debe ser abordada con grandeza y convicción, porque justamente son éstas condiciones las que la situación demanda, al estar nosotros batallando en un terreno sumamente adverso. De nada sirve plantarse a discutir con culpa (¿con culpa de qué?). De nada sirve decir que uno es kirchnerista en voz baja. Quitémonos de una vez esa carga de la que no tenemos por qué hacernos cargo. Somos jóvenes, somos militantes, somos peronistas, tenemos nuestras razones, tenemos una posición tomada y estamos en esto porque queremos hacer las cosas bien. Venimos a renovar la clase política, sea como sea.

¿Querían que se vayan todos? Pues nosotros venimos a sacar a los viejos a patadas. Y el kirchnerismo, hoy en día, y con sus errores y todo, es un buen punto de partida para hacerlo.

sábado, 19 de septiembre de 2009

La ley de servicios audiovisuales y el lamentable rol de la oposición

Lo primero que pensé el otro día (el lunes 14/9), apenas después de que la presidenta anunció, en la conferencia de prensa que dio sobre el proyecto de ley de servicios audiovisuales, que se modificaba el artículo en el cual se permitía a las empresas telefónicas entrar en el negocio de la televisión por cable, fue algo así como "¿y ahora de qué se van a disfrazar los que esgrimían como argumento eso de que 'se va a cambiar un monopolio por otro' como excusa para no apoyar este proyecto de ley? ¿qué van a decir ahora para negarse a votar a favor?". Por supuesto, no albergaba grandes esperanzas en cuanto a lo que pudieran decir los diputados de la Coalición Cívica, la UCR y el PRO. Ya han demostrado sobradamente que son capaces de decir y hacer lo que sea, de transar con quien sea y de defender a quien sea, con tal de oponerse a cualquier iniciativa que este gobierno tome. Basta recordar los dichos de Lilita Carrió, cuando dijo que no tenía "ningún problema en defender a llamados grupos económicos si es en defensa de la libertad de expresión", en un rapto de sinceridad ideológica que pocas veces le he visto. Desde ya, Francisco De Narváez, Gerardo Morales, María Eugenia Estenssoro, Oscar Aguad, Patricia Bulrich y varios otros impresentables dijeron barrabasadas de tono similar, agitando una y otra vez los fantasmas del totalitarismo y del fascismo, mencionando a Franco y a Mussolini, a "la Venezuela de Chávez" (y, de paso cañazo, pegándole al compañero bolivariano), y abusando de otros archigastados lugares comunes. De todas maneras, prefiero quedarme con la frase de Carrió, por ser la más elocuente, a modo de ejemplo.
Fue así que, luego de dos días de declaraciones altisonantes y cargadas de alarmismo, se llegó al día en que debía tratarse la ley en la cámara de diputados.
Debo decir que la actitud que demostraron durante la sesión los representantes de los partidos anteriormente mencionados me resultó directamente bochornosa. Me hacían acordar a... ¿Vieron cuando un abogado, al defender a un indefendible, recurre a las argucias legales más rebuscadas, a las piruetas más infames, a las excusas y argumentos más irrisorios, con tal de que no se condene o de que se le reduzca la condena a su defendido?. Bien, los diputados opositores se la pasaron alegando demencia. Se la pasaron apelando a tecnicismos y a supuestas irregularidades (que jamás fueron tales) para invalidar, como sea, la sesión. Pusieron todos los palos en todas las ruedas que pudieron. Usaron uno tras otro el recurso de las "cuestiones de privilegio" cuando no correspondía bajo ninguna excusa. Y disfrazaron, escondieron y mintieron su verdadera y solapada intención: defender a la actual ley de radiodifusión de la dictadura, y a los monopolios que de ella se benefician. Sus maniobras eran desesperadas. Eran verdaderos manotazos de ahogado, tratando de evitar lo inevitable, a toda costa. El espectáculo era patético.
Por el contrario, los diputados del Movimiento Popular Neuquino (MPN), Encuentro Popular, la Concertación, Solidaridad e Igualdad, el Partido Socialista y, obviamente, el Frente Para la Victoria, demostraron estar a la altura de las circunstancias históricas.
Y es que algunos discursos fueron francamente memorables: Eduardo Macaluse (de Solidaridad e Igualdad), por ejemplo, se preguntó: "¿Cuál es la tentación de la oposición?", para luego responderse: "Buscar el favor de los grandes dueños de los medios de comunicación, que no quieren ser regulados. Esto es lógico y natural. No nos tenemos que enojar con los dueños de los medios porque no quieren ser regulados. Simplemente tenemos que regularlos. Esa es la obligación que tiene el poder político". La ovación no se hizo esperar.
Patricia Vaca Narvaja, del Frente Para la Victoria, le recomendó a los diputados ausentes que "lean la Constitución", al referirse al tema de la autoridad de aplicación, recordándoles que "en ningún lugar del mundo, salvo uno ya mencionado como Gran Bretaña, esto existe" en relación a si la autoridad de aplicación debería ser dependiente del Congreso, como plantearon anteriormente varios diputados en ese momento ausentes.
Claudio Morgado, también del FPV, cerró su discurso diciendo que "con esta ley vamos a democratizar la palabra, vamos a volver a construir la información como un bien social para que nunca más ocurra que un medio, tras negociar con un gobierno la reducción de su deuda, manipule la información diciéndonos que la masacre de Kosteki y Santillán sea titulada como 'La crisis se cobró otras dos víctimas'", y también fue ovacionado.
Párrafo aparte merece la contundente, valiente y encendida disertación dada por Carolina Moisés, diputada del FPV por la provincia de Jujuy. Paso a reproducir algunos de sus dichos:

"El enemigo de la libertad de prensa –a la que nosotros queremos tutelar fundamentalmente- es la falta de libertad que tienen los comunicadores sociales que deben ejercer esa libertad de prensa, porque tienen intereses y porque dependen de quienes los emplean y desde dónde van a escribir".

"...cuando todos los medios de comunicación dicen lo mismo, ¿cómo contrasta la gente si lo que dicen no sólo lo muestran con una imagen, con el saber de quienes tienen la solvencia intelectual, sino que cada vez que cambia de canal ve exactamente lo mismo?".

"Estoy convencida de que la futura ley es urgente en este país. Estoy también convencida de que muy poco honor le hacen a la democracia, a las instituciones y a la República los que se llenaron la boca hablando de todo esto, y hoy están de rodillas, allá, frente a las cámaras de televisión".

Vale la pena leer, y si es posible, ver el discurso entero. En Youtube está. Y, como broche de oro, Agustín Rossi, el titular del bloque del FPV, dio la estocada final:

"Yo me tomé el trabajo de ver qué decían los diarios el día siguiente al 15 de septiembre de 1980. El diario “La Nación” decía: “Sanciónase la ley de radiodifusión”, y en el otro rincón –para demostrar que ese era el diario “La Nación” decía: “Memórase la gesta de 1955”. Este diario es del 16 de septiembre de 1980. Y por su parte el diario “Clarín” decía: “Privatizarán 66 medios de radio y TV”.
Si uno analiza los dos principales diarios, observa que tienen títulos bastante asépticos, por decirlo de alguna manera, es decir, ni a favor ni en contra. ¿Será así mañana? ¿O será que a la ley de la dictadura le van a dar un tratamiento más indulgente que a la ley de la democracia?".

Acto seguido vino la votación y ocurrió lo que ya sabemos. No podía ser de otra forma.
Ahora, no puedo evitar volver a pensar en la situación de los legisladores y funcionarios que se oponen a que se apruebe esta ley, y tampoco puedo evitar preguntarme: ¿Cómo se sentirá estar en el lado equivocado de la historia? ¿Cómo se sentirá parecerse más a Uriburu que a Yrigoyen, o más a Aramburu que a Perón? ¿Qué pasará por las cabezas de quienes, a sabiendas (y estoy seguro de que es a sabiendas), juegan a favor de los poderosos y en desmedro de los más débiles? Que no me vengan a decir que, por ejemplo, Fernando Iglesias realmente cree que esta sea una "ley mordaza", como dijo en varios lugares. Se puede entender que un ciudadano común y corriente, que no leyó la ley y que es azuzado por los medios masivos, repita esa consigna. Pero del señor Iglesias, que sí la leyó, sólo puedo inferir dos cosas: o que no entendió lo que leyó cuando leyó la ley, o que miente con descaro. No hay forma alguna de que se pueda esgrimir semejante falacia basándose en ninguno de los artículos que componen el proyecto de ley. Y que tampoco me vengan con que Macri (¡Macri, justamente!) no piensa para sus adentros "cómo me estoy mandando la parte" cuando dice, como dijo anteayer, que "este es el gobierno más fascista que hemos tenido en años". Claro, perseguir y criminalizar cartoneros no es fascista, pero enviar al congreso un proyecto de ley que fue construido y que es avalado por una enorme cantidad de intelectuales, estudiantes y profesionales de la comunicación y organizaciones sociales sí lo es.
Estos nefastos personajes tienen reservado un lugar en la historia, y uno no muy digno que digamos. Y esto, seguramente, lo deben tener en claro desde hace ya un largo rato.

lunes, 7 de septiembre de 2009

¿Qué onda, Pino?

El viernes estuvo Pino Solanas en Ciudad Universitaria, en la facultad de Psicología, dando una charla/debate sobre diversos temas (la ley de medios, las elecciones legislativas de junio, su proyección para el 2011, los recursos naturales, etc). El motivo de su visita fue la presentación de su libro "Causa Sur" en la Feria Del Libro, y de su nuevísimo documental "Tierra Sublevada: Oro Impuro", en la Ciudad de las Artes. Así que me decidí a asistir.
Antes que nada, debo decir que Pino siempre me cayó bien. Sus documentales me parecen un aporte muy valioso para entender al neoliberalismo de los 90s y sus consecuencias, y sus críticas a los gobiernos de Néstor y Cristina siempre me parecieron de lo más atendible, a diferencia de lo que es el resto del arco opositor. Cuando el gobierno toma alguna medida "polémica" (o, mejor dicho, que los medios califican como polémica), siempre trato de ver qué tiene Pino para decir. Porque, no olvidemos, Pino es peronista. Pino es aquél de la "Actualización política y doctrinaria para la toma del poder". Pino, en principio, no es ningún gil. No es ni el gorila enardecido de Biolcatti, ni la pitonisa demente de Carrió, ni el mediocre e impresentable de Gerardo Morales. Pero, por sobre todas las cosas, Pino no es un mal tipo.
Y es por eso que me jode tanto verlo tan subido al tren de la oposición. Escucharlo repetir el discurso barato que utilizan los más pedorros figurones opositores, como cuando dice que "Cristina es autoritaria" o que la ley de medios "no se puede discutir en 15 días", como hizo este último viernes, me rompe las bolas.
Y es ahí que uno vuelve otra vez sobre aquello de la izquierda funcional a la derecha. ¿Hasta qué punto Pino no termina jugando, inclusive, en contra de sus propios intereses, al asumir la postura que asume? ¿Hasta qué punto es consciente Pino de que sus críticas tienen cada vez menos de constructivas y más de ataques, al más puro estilo Clarín, destinados sistemáticamente a desgastar la imagen del gobierno nacional?
Quiero creer que su exagerada postura anti K más bien responde a una cuestión estratégica, pensada de cara a las elecciones del 2011 y para ganar el voto de aquellos a quienes el Grupo Clarín convenció de que Néstor y Cristina son el demonio en pinta, y no que es en serio que está taaaaaan enojado con este gobierno. Porque ahí es donde uno empieza a sospechar si Pino no se convirtió en trotskista o algo por el estilo.
No dudo de sus sanas intenciones. No creo que detrás de su discurso haya una solapada intención de defender los intereses de algún gran monopolio (joder, sería el colmo) ni que su verdadero objetivo sea que este gobierno termine antes de tiempo, como sí lo es el de varios (y vaya que los conocemos y que los vemos a diario por la tele). Pero sí creo que está meando fuera del tarro.
Vamos Pino, se puede criticar a este gobierno sin terminar pareciéndose a Jorge Altamira.

domingo, 30 de agosto de 2009

Para hablar de Honduras

Marcelo Saravia, junto a representantes de Bemba en Sur y Agencia Córdoba Noticias, dieron una charla sobre el golpe de Honduras en el auditorio de la Escuela de Ciencias de la Información, el miércoles último.

El miércoles 19 de agosto se llevó a cabo en el auditorio de la Escuela de Ciencias de la Información, en Ciudad Universitaria, una charla sobre el golpe ocurrido en Honduras y la censura mediática, a cargo del director de Radio Nacional Córdoba, Mariano Saravia, junto a Tadeo, representante de Bemba en Sur, y a Sebastián, de Córdoba Noticias, agrupaciones que organizaron el evento.
La charla, pactada para las 20:00 hs., empezó finalmente pasadas las 20:30, luego de solucionar algunos problemas con el audio y el proyector. Luego de una pequeña introducción a cargo de Tadeo y Sebastián, se hizo cargo del micrófono Mariano Saravia, el cual fue recibido con un aplauso por parte de la concurrencia.
Saravia empezó la charla agradeciendo a la gente que concurrió a la charla, remarcando que le parece importante que “pierdan una o dos horas en venir a reflexionar sobre estos temas”.
Luego, pasó a hacer una “pequeña” introducción (en realidad duró aproximadamente una hora), en la que expuso su postura sobre el golpe en Honduras, la actualidad latinoamericana, el rol de los medios y otros temas.
Se dirigió especialmente a nosotros, los estudiantes de la carrera, advirtiéndonos que “si ustedes entraron a la escuelita (refiriéndose a la Escuela de Ciencias de la Información) con la idea de la objetividad (…) lamento desilusionarlos, ustedes van a ser guerreros de uno o de otro lado”, recordándonos también que es importante que valoremos la posibilidad que tenemos de estudiar, ya que “hay pocos lugares donde se estudia gratis todavía”.
Luego, pasó a ponderar el clima político que se está viviendo en toda Sudamérica, manifestando que “aquí se está jugando el destino y los distintos proyectos de país, de nación, de región y de mundo”, y recordando que es necesario “recuperar la política en su verdadera dimensión (…) y la historia. No se puede entender nada en el mundo sin política y sin historia”.
“De lo que vamos a hablar es de la eterna historia de la explotación del hombre por el hombre, del colonialismo, que después deriva en capitalismo y más tarde en imperialismo, pero que desde el colonialismo ya se plantea como explotación (…), explotación de la tierra, de los recursos naturales y explotación de la gente, que es la mano de obra”, subrayó. Evocó a Castelli, Paso, San Martín, Artigas, Bolívar, Mariano Moreno y Belgrano, entre otros héroes de nuestra América y en oposición a Alvear, Pueyrredón y Rivadavia, a quienes puso en la vereda opuesta.
Al referirse al imperialismo norteamericano y su rol con respecto al resto de América y el mundo, dijo que “hoy el imperio es otra cosa, hoy el imperio ya ni siquiera se podría decir que es Norteamérica, el imperio hoy es el capital financiero internacional que fluye y que tiene mucho más poder que cualquier estado, pero que todavía necesita de algunos estados, sobre todo de Estados Unidos, por el poder bélico”.
Luego, expresó que somos “privilegiados”, de vivir en la época en la que vivimos, ya que “hemos recuperado aquella lucha que quedó trunca hace 200 años”, a lo que agregó que “pibes jóvenes como ustedes (…) tienen que cambiar el mundo, porque no es que quieran o se les ocurra… Tienen que cambiarlo, porque alguna vez hay que cambiarlo, porque no nos gusta como es”. También celebró el hecho de que “en Sudamérica se está discutiendo, realmente, política, se está discutiendo ideología”, remarcando la importancia del rol que cumplen los procesos revolucionarios que llevan otros países de Latinoamérica: “A partir de Venezuela, a partir de Bolivia, y de Ecuador también, hemos recuperado la lucha por la independencia social, por la liberación social”. “Es fantástico lo que está ocurriendo en Sudamérica”, añadió.
Al referirse al golpe de estado perpetrado en Honduras, advirtió que “no es un golpe a Honduras ni a Zelaya, es un golpe al ALBA y sobre todo a Venezuela”, ya que “Honduras, sin lugar a dudas, era el eslabón (del ALBA) más débil, y por eso fueron ahí”. Saravia explicó que “hay que entender que Honduras no tiene la historia de sus vecinos. Honduras no es ni Nicaragua, ni Guatemala ni El Salvador, donde hubo partidos de izquierda fuertes, donde hubo guerrillas incluso, donde hubo procesos revolucionarios, algunos triunfantes, otros no… Pero Honduras nunca tuvo eso”, ante un auditorio colmado que escuchaba atentamente. Luego, al referirse a la resistencia popular del pueblo hondureño, manifestó que le resultaba “conmovedor” el ver la “heroicidad de la gente”, y que el mismo “ha logrado un grado de unidad y de conciencia que trasciende totalmente a Zelaya”, y que su “objetivo máximo y último” es la reforma constitucional.

Fotos y videos

Luego nos dispusimos a ver, a través del material que el periodista de Radio Nacional nos trajo, distintas imágenes y filmaciones que nos mostraban a la resistencia hondureña, a la gente que sale a la calle a respaldar al golpe, a las consignas y los carteles de cada uno de los sectores, a Zelaya ingresando a Honduras desde Nicaragua a través de Las Manos y la heroica llegada de los simpatizantes del depuesto presidente a través de la montaña, a la represión por parte de los militares, a la solidaridad nicaragüense en la frontera, a la persecución de los periodistas que se animan a alzar su voz en contra del golpe de estado (como los que trabajan en la radio Globo y en el periódico El Libertador), y a una hondureña que está filmando un documental sobre el golpe de estado, desde el primer día en que éste fue llevado a cabo. Mientras pasaban las imágenes, Saravia opinó que Zelaya “ha cometido un montón de errores desde el golpe hasta ahora”, resaltando el hecho de que el presidente constitucional haya ido “a negociar a Costa Rica, a instancias del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, y fogoneado por los EEUU”, agregando que “con los golpistas no se negocia”. Sobre el episodio del ingreso de Zelaya a Honduras a través de la frontera con Nicaragua, Saravia nos contó que tuvo que atravesar 13 retenes militares, dándonos una idea del control que ejercen los militares sobre el pueblo.
Volviendo al tema de los medios de comunicación y el rol de los comunicadores, destacó “lo importante de tener un medio propio”, ya que “no es suficiente tener una columna, o tener un programa en un canal… Hoy estoy convencido de que tenemos que tener medios”. Mencionó que “hay que intentar llegar a la mayor cantidad de gente posible si realmente lo que queremos es comunicar”, agregando que “esto es la lucha por el poder, que hoy se plantea desde los medios de comunicación”.
Por último, y antes de pasar a la charla, nos mostró una foto de Pedro Muñoz, albañil hondureño de 23 años y una de las primeras víctimas de la represión militar posterior al golpe. La imagen era por demás elocuente: el cuerpo ya sin vida de Muñoz, tirado en medio del campo, y rodeado por gente que miraba la escena con desolación.

Las preguntas

Luego de que Saravia recibiera un encendido aplauso, posterior a su exposición, comenzaron las preguntas y el debate por parte de los concurrentes. Las preguntas fueron de lo más diversas: desde cómo hace este gobierno de facto para mantenerse en el poder sin contar con el apoyo del pueblo, hasta “cómo puede afectar esto” a la situación de Guatemala (pregunta formulada por un nativo de este país). La polémica se desató cuando una chica preguntó “quién quebrantó primero el orden constitucional”, al referirse a Zelaya y a la famosa consulta que éste impulsó por la “cuarta urna”, principal excusa de los golpistas para derrocar al presidente legítimo de Honduras. Mientras Saravia recordaba que la actual constitución proviene de un gobierno dictatorial y que la misma tiene “artículos pétreos” (artículos que no pueden ser modificados jamás), otros concurrentes explicaron que no hubo nada de “inconstitucional” en el proceder de Zelaya, y que, aún si hubiese habido una violación a la constitución, nada justifica el que haya sido expulsado del país.
Luego de algunas preguntas más y de casi 2 horas en total, finalizó la charla, ya con bastantes asientos vacíos.